Cuando la presión dentro de un fluido disminuye hasta llegar a cero, decimos que hemos llegado al vacío. Si, por ejemplo, en la atmósfera subimos, la presión disminuye hasta el momento en que deja de haber atmósfera: nos encontramos en el espacio interplanetario, donde la presión es prácticamente cero, es decir, hay vació. El vacío, además de caracterizarse por tener presión cero, esta muy relacionado con la densidad, ya que esta también es cero en el vació: no hay partículas, que son las que ejercen presión.
En realidad el vacío perfecto no existe, ni en la naturaleza ni lo hemos logrado artificialmente. Siempre queda algo de materia, aunque sean algunas pocas partículas por unidad de volumen, que ejercen algo de presión, aunque esta sea mínima. Por eso se habla de grados de vacío, que se cuantifican mediante la presión lograda, o bien, mediante la baja densidad alcanzada. Los mejores vacíos alcanzados artificialmente en los laboratorios son de 10~17 kg/m3, mientras que en las regiones del Universo con mayor grado de vacío, es decir, en el espacio entre las estrellas o entre las galaxias, el vacio llega a ser de 10~ 18 a 10~21 kg/m3, aproximadamente. Por lo anterior, debe quedar claro que cuando decimos que hacemos vacio, lo estamos haciendo solo parcialmente.