Averroes

   En el siglo XII quien deseaba ver una de las mas bellas y populosas ciudades de Europa debía dirigirse a Córdoba. Los musulmanes (llegados a España en el siglo VIII) habían hecho de ella no solo una espléndida ciudad, sino también un centro cultural de primera magnitud, que proyectaba sus luces sobre el mundo islamita.
    Los mejores poetas, -artistas y hombres de ciencia musulmanes y judíos realizaban sus actividades en aquella gran ciudad de España meridional. Entre todos los estudiosos árabes de aquel siglo sobresalió Abu al-Walid Muhammad ibn Roshd, que paso a la historia con el nombre mucho más simple de Averroes.

   MÉDICO Y ABOGADO
   Averroes nació en Córdoba en el año 1126, en una de las familias más respetables de la ciudad. Allí curso sus estudios con tanto provecho que apenas cumplidos los veinte años comenzó a ejercer las profesiones de abogado y médico.
   Como estudioso de medicina se hizo conocer pronto con su obra "al-Culliyat" ("Generalidades"), manual completo de medicina en siete tomos. En esta obra Averroes explicó la verdadera función de la retina en el ojo, y fue el primero en sostener que, después de haber sobrevivido a un ataque de viruela, se queda inmunizado contra la terrible enfermedad.
   A esta obra siguieron otras de gran interés: un libro sobre los venenos, un tratado de higiene, otro sobre la fiebre intermitente, etc. El gran éxito obtenido por estas obras le valió el nombramiento de médico personal del soberano al-mohade Abu Yakub ben Yusuf (Almanzor), emir de Córdoba y del Mogreb (Marruecos).
   Los estudios de medicina no le impidieron destacarse como abogado. Teniendo poco más de treinta años de edad fue nombrado cadi (juez) de Sevilla, y luego Justicia Mayor de Córdoba, como lo habían sido su padre y su abuelo.

   GRAN FILÓSOFO
   Conversando cierto día con Averroes, el emir de Córdoba, apasionado por los estudios filosóficos, se lamentó de que ningún estudioso hubiera escrito hasta entonces un comentario sobre las obras de Aristóteles; Averroes, que además de medicina y derecho había cultivado la filosofía, tuvo la idea de estudiar a fondo el pensamiento de Aristóteles, analizando la obra del ilustre ateniense.
   Cuando le pareció que había comprendido bien todos los problemas de filosofía aristotélica, decidió escribir un comentario sobre las principales obras del fundador de la escuela peripatética. Convencido de que la única y verdadera filosofía era la de Aristóteles, se convirtió en un decidido sostenedor de sus teorías.
   La interpretación que dio al pensamiento aristotélico lo llevó a poner en tela de juicio dogmas de su religión (el islamismo). Entonces dio comienzo para Averroes el periodo menos feliz de su vida: fue acusado de herejía, perdió la estimación del emir y, por último, en 1195, acusado de heterodoxia, fue desterrado a Lucena, suburbio de Córdoba. Tres años después obtuvo la libertad, algunos meses antes de su muerte.
   Entendía Averroes que si bien el filósofo no puede aceptar los dogmas religiosos, estos son necesarios para la piedad del pueblo. Propugnaba el libre estudio de la verdad por la filosofía, pero sin que esta incidiera en la fe del común de la gente, pues "una proposición puede ser verdadera en filosofía y perjudicial en moral y religión".
   No concebía la creación como un principio existente a partir de la nada. En cosmología, Averroes enseñaba que el universo es la evolucón necesaria de una sustancia eterna e increada; que la generación y la muerte no hacen mas que modificar las condiciones de la existencia.
   Según Averroes la mente humana tiene un intelecto pasivo, individual, que piensa y conoce; y otro activo, inmortal, de divina esencia, que trasciende a los individuos como la luz solar incide en los objetos iluminados. En virtud de tal conjunción, la mente aprehende el universo, a semejanza de Dios y puede elevarse hasta la percepción de la verdad. Sin esta aptitud el contenido del universo carecería para nosotros de todo sentido: seía inexistente.