SI nos pidieran que citáramos algunos frutos tropicales, no dudaríamos en responder. Vendrían a nuestra memoria los plátanos, los dátiles y las piñas. Pero solo habríamos citado una pequeña parte de tantas y tan sabrosas frutas que nos ofrecen las regiones tropicales.
Los habitantes de climas templados, sin embargo, solo reciben algunas pocas frutas tropicales. La causa es muy sencilla: muchas especies de frutas tropicales se alteran y descomponen fácilmente, y, par tanto, no pueden ser exportadas.
En la Tierra existen dos zonas tropicales: una en el hemisferio boreal y la otra en el hemisferio austral. Se encuentran por tanto al norte y al sur del ecuador (comprendidas respectivamente entre el ecuador y los trópicos). Las zonas tropicales se caracterizan por lo común por ser poseedoras de un clima cálido-húmedo. Es lógico, por tanto, que las regiones tropicales sean favorables al desarrollo de plantas que necesitan de estas dos condiciones: tener sus raíces en un terreno húmedo y su parte superior al sol A propósito de los dátiles, que es una planta tropical, dice un conocido proverbio árabe: "El datilero quiere tener los pies en el agua y la cabeza en el fuego", es decir, al sol.