En julio y septiembre de 1976, el Viking 7 y el Viking 2 se posaron sobre la superficie de Marte. Se encontraban equipados con cámaras y varios instrumentos científicos. Cada uno tomó muestras del suelo y las analizaron en un laboratorio en miniatura, buscando huellas de organismos vivos. Por desgracia ninguno de los aparatos encontró alguna prueba de que había vida en Marte. Sin embargo, mandaron magníficas fotografías de la superficie marciana.