Son muchos los peregrinos israelíes que se presentan ante el muro de las lamentaciones con el deseo de orar. Este centro de peregrinaje se encuentra en Jerusalén, ciudad santa de los judíos, los cristianos y los musulmanes.
En Jerusalén, y cerca del emplazamiento del templo de Salomón, actualmente desaparecido, se elevan los restos de una alta muralla compuesta de grandes piedras cúbicas, que fue construida en tiempo del rey Herodes. Una costumbre religiosa que fue imponiéndose a través de los tiempos convoca a los judíos para que acudan todos los viernes al pie de este muro simbólico a llorar la ruina de la "Jerusalén judía". De la multitud de fieles allí congregados se eleva un quejumbroso clamor, que, a veces, ahoga los ruidos de la ciudad. Actualmente, los peregrinos israelíes acuden al pie del muro, y junto a las tradicionales lamentaciones leen fragmentos de los salmos, los proverbios o el Talmud.