Los capataces son los responsables del trabajo de cierto número de obreros. Pese a que, de alguna manera, forman parte de los mandos intermedios, pueden también participar directamente en la producción.
El capataz se selecciona entre los obreros calificados por su capacidad profesional y, también, por sus dotes personales. Es capaz de realizar el trabajo que efectúan los obreros que dependen de él y vela por el buen funcionamiento de la maquinaria, por el reparto del trabajo, por el rendimiento y la calidad de la producción, por la disciplina y por la seguridad. El capataz trabaja a las órdenes de un técnico o de un ingeniero. Cuando el nivel técnico de la producción así lo exige, como es de forma creciente el caso de las empresas modernas, un técnico informado de los nuevos métodos se responsabiliza directamente del trabajo de los obreros. Las funciones de capataz son difíciles de desempeñar y exigen dotes de mando y gran firmeza.