Etimológicamente, Utopia es una palabra derivada del griego que significa lo que no esta en ninguna parte. Históricamente, utópico ha sido el termino con que se designa todo ideal deseable e irrealizable al mismo tiempo. La palabra fue creada por un inglés del siglo XVI, llamado Tomas Moro (Thomas More), que publicó en 1516 una obra llamada Sobre la mejor condición del Estado y sobre la nueva isla de Utopía.
Tomas Moro era un lord inglés que fue educado en la corte del arzobispo de Canterbury y mas tarde en un colegio de Oxford, hasta que su padre le saco de allí para que las nuevas doctrinas humanísticas, que el consideraba peligrosas, no le contaminaran demasiado. Tomas, sin embargo, conservaría siempre un gran interés por los problemas de su tiempo, siendo discípulo y amigo de Erasmo a raíz de la estancia de este en Inglaterra, al mismo tiempo que mantuvo sus solidos principios católicos. Mas adelante participo en la vida política de su país, llegando a ser canciller de Enrique VIII. A consecuencia de la crisis religiosa planteada por el matrimonio de Enrique con Ana Bolena, el monarca ordeno la ejecución de Tomas Moro en 1535. Cuatro siglos después, en 1935, Moro fue canonizado por la Iglesia Católica.
La Utopía nació, en principio, como una critica a la sociedad de su tiempo, pero en ella se refleja también una nueva conciencia política. La influencia de Platón, otro gran utopico, que también concibió una ciudad ideal, es bien notoria. La Utopía es una especie de novela política, en la que se cuenta como un navegante extraviado, Rafael Fitlodeo, va a parar hasta las costas de la isla de Utopía, encontrándose allí con una sociedad que había logrado alcanzar la felicidad renunciando a lo que el hombre renacentista podía considerar mas valioso: la propiedad, el dinero, el ejercito, el poder. El gobierno estaba formado magistrados elegidos por el pueblo que organizaban el trabajo y distribuían entre todo el mundo los bienes adquiridos comunitariamente. No existían el dinero ni la propiedad privada, basándose el comercio en el intercambio de productos. Todos los ciudadanos trabajaban únicamente seis horas, empleándose el resto del tiempo en cultivar el espíritu. La pena de muerte no existía y ningún ciudadano de Utopía podía ser perseguido o condenado por sus ideas. La Utopía se publicó por primera vez en latín. Muchos otros autores, además de Platón y de Moro, han descrito mundos utópicos, sobre la base de una comunidad ideal, una sociedad perfecta y cerrada donde ya no es posible el progreso. Así La ciudad del sol de Campanella, la Nueva Atlántida de Bacon, Noticias de ninguna parte de Morris y Una Utopía moderna de H.G. Wells.