Nuestros antepasados transformaban las pieles de los animales en ropa para protegerse del frío, pues no disponían de ningún otro material. Con el tiempo, descubrieron que podían tejer ciertas fibras largas para formar telas. Algunas procedían de los animales y otras de las plantas. Hace ya miles de años que la gente usa telas de lino tejidas con las fibras del tallo de esta planta y telas de algodón hechas con las fibras que extraen de las semillas. Además, se hacen telas tejiendo la lana de las ovejas y telas de seda con los hilos de los capullos de los gusanos de seda.
Poco a poco se fueron empleando otras fibras. Podemos contar entre las vegetales el yute, el cañamo, el fruto de la ceiba, el henequén y la palma.
También proporcionan fibras el camello, el yak, la alpaca, la cabra, el conejo y el caballo. En la actualidad, existen las fibras artificiales. Se fabrican de materias tan distintas como el carbón, el petróleo, la leche y la madera. Dos de las más conocidas son el rayón y el nylon.
Con las fibras no solo se fabrican telas, sino otras muchas cosas: hilos, cables y papel. Se tejen formando alfombras y tapetes. Sirven para hacer cepillos y para rellenar colchones y muebles tapizados