Albert Einstein, nacido en Ulm, Alemania, en 1879, fue el autor de uno de los descubrimientos más revolucionarios de los últimos tiempos, no sólo en el campo de la física, sino también en el de la filosofía. Se trata de la teoría de la relatividad, que modificó los conceptos del espacio y del tiempo, considerados hasta entonces como inamovibles. Según ella, el espacio y el tiempo no guardan siempre la misma relación entre sí sino que están sometidos a un principio relativista según el cual todos los movimientos son relativos al sistema en el cual se halla el espectador que los mira. A partir de entonces, la física de Newton era válida, únicamente, para un espectador que se encontrara en la Tierra, pero no para otro que estuviera en un punto distinto del Universo.
Esta famosa teoría, que salió a la luz en 1916, demostraba además la equivalencia entre materia y energía, sintetizando su tesis con la fórmula E = mc²:
Energía (E) es igual al producto de la masa (m) por el cuadrado de la velocidad de la luz (c²). En 1921 se concedía a Einstein el Premio Nobel de Física. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue desposeído de su cátedra y de su ciudadanía por los nazis, a causa de sus ideas y de su origen judío. Entonces se trasladó a Princeton, Estados Unidos, donde residiría hasta su muerte en 1955. Su teoría de la relatividad ha tenido múltiples implicaciones en el campo de la física y la filosofía y ha sido interpretada de varios modos por sus seguidores.