La medicina de nuestro tiempo se caracteriza entre otras cosas por haber pasado a un primer plano la preocupación de la medicina preventiva. En cierto modo, desde que existe la medicina ha habido medicina preventiva, pero habría que distinguir claramente, en la evolución de ésta, dos grandes etapas. La primera abarcaría desde la antigüedad clásica hasta fines del siglo XVIII. Durante este vastísimo período de tiempo la medicina preventiva fue objeto de un planteamiento individual, que no pasaba de reglamentar cada detalle de la vida del hombre sano, con el objeto de evitarle que contrajera enfermedades; la medicina, el cuidarse, debía ser una norma de la vida humana. Por supuesto, a lo largo de la sufrida historia de la humanidad, ese planteamiento tenía que limitarse, necesariamente, a individuos aislados pertenecientes a las clases privilegiadas de la sociedad. La segunda etapa comenzaría a finales del siglo XVIII al descubrirse la importancia que tienen los factores sociales en la existencia de las enfermedades; ese descubrimiento estaba destinado, en consecuencia, a aceptar el hecho de que solamente una higiene social, una sanidad pública, puede resultar eficaz.
Y si hubiera que señalar un protagonista en la difusión de esta nueva mentalidad médica, habría que empezar por citar al médico austríaco Johann Peter Frank, considerado como el iniciador de la higiene moderna y que ejerció extraordinaria influencia en la formación de las sucesivas generaciones de médicos europeos. Frank, nacido en 1745 y que había estudiado Filosofía y Teología antes de Medicina, pronunció en 1790 un discurso titulado Sobre la miseria popular, madre de las enfermedades, que alcanzó una gran repercusión médica. Además, Frank publicó todo un primer tratado de higiene pública, en el cual la prevención de las enfermedades dejaba de ser un mero asunto de reglamentación de la vida de algunos privilegiados, para pasar a entenderse como regulación de la vida entera de la comunidad, y cuya responsabilidad ha de recaer directamente sobre los gobernantes.
Con ello se daba paso a la constitución de la higiene pública como disciplina científica, enriquecida desde entonces hasta nuestros días con las aportaciones de la Estadística, la Microbiología y las Ciencias sociales. La preocupación por la medicina preventiva tiene hoy día una dimensión universal plasmada en la existencia de un organismo como la Organización Mundial de la Salud, cuya finalidad básica es la de conducir a todos los pueblos al nivel de salud más elevado posible.