El actual alcázar de Segovia, reconstruido en 1882 tras el incendio sufrido en 1862, que le causó graves daños, ocupa el lugar de la antigua fortaleza que dio origen a la ciudad castellana.
Como una incomparable atalaya erguida frente al severo campo de Castilla y sobre una gigantesca roca cortada a modo de proa, se presenta el alcázar a la vista, desde la parte baja de Segovia. Se cree que el primitivo alcázar, como el acueducto, fue edificado por los romanos; y que después también los árabes dejaron en él su huella. Pero, en realidad, los primeros datos históricos se remontan a la época de Alfonso VII el Emperador. Las proporciones de su fábrica y la originalidad de su estilo hacen de él el monumento militar más airoso de España. En 1764, Carlos III instaló en él el Real Colegio de Artillería, que, tras haber sido destruido por un incendio en 1862, tardó veinte años en ser reconstruido total y definitivamente.