Se había venido hablando de la posibilidad de que llegara a hacerse; realmente los avances de la cirugía pronosticaban que pronto alguien se atrevería. Sin embargo, cuando el día 3 de diciembre de 1967 la noticía irrumpió en los teletipos de las agencias y emisoras de todo el mundo, todos quedaron estupefactos. Se había realizado el primer trasplante de corazón humano. El doctor Christian Barnard, al frente de un equipo de cirujanos, lo había realizado con éxito en el Hospital Groote Schuur de Ciudad del Cabo (República de Sudáfrica). La operación del primer trasplante duró cuatro horas y cinco minutos y Barnard fue ayudado por treinta colaboradores. A las 36 horas el paciente ya comenzó a tomar alimento. La donante era una joven que acababa de fallecer como consecuencia de un accidente de automóvil y se llamaba Denis Ann Darwall. Su corazón estaba latiendo ahora en el pecho del paciente Louis Washkansky, un hombre de edad madura que había sido ya desahuciado por los médicos debido a sus dolencias cardíacas. Con su propio corazón no habría vivido mucho tiempo. Con su corazón trasplantado vivió sólo dieciocho días. El problema más temido por los médicos se presentó: el del rechazo. Efectivamente, los órganos del paciente comenzaron a generar anticuerpos que rechazaban al nuevo órgano introducido, constituyendo una especie de barrera biológica insalvable. Días después que Barnard, Adrián Kantrowitz operaba a un paciente de 19 días que padecía atresia tricúspide congénita y a quien solamente se le daban unas semanas de vida. Se le trasplantó el corazón de un niño anencéfalo, pero, a la seis horas de ser intervenido, el paciente murió. En este caso no había actuado el mecanismo de rechazo, que tarda varios días en aparecer y es muy atenuado o casi inexistente en los niños lactantes. El desenlace, pues, fue sorprendente, ya que la autopsia no reveló el menor error quirúrgico.
No obstante, el mayor obstáculo para los trasplantes es aún el rechazo, pero los cirujanos especializados confían en que este inconveniente pueda solucionarse en un plazo no demasiado lejano. En todo caso, desde el primer trasplante de corazón hasta diciembre de 1968, es decir, en un solo año, la operación se repitió más de cien veces, por distintos cirujanos, con mayor o menor fortuna: 43 pacientes sobrevivieron a la intervención, algunos más de un año (entre ellos el segundo operado por el propio Barnard: el doctor Blaiberg, que sobrevivió 19 meses).