El tanque de guerra se empleó por primera vez en combate el 15 de septiembre de 1916 durante la ofensiva británica en el Somme, Francia, y a partir de ahí se fue perfeccionando. La idea original (del ejército británico) era construir un vehículo blindado con un sistema de tracción todo terreno sobre una cadena de oruga, equipado con ametralladoras, capaz de cruzar cualquier trinchera, pues éstas hacían fracasar los asaltos convencionales a pie o en otro tipo de vehículos. En la década de 1970, la División de Sistemas Terrestres de la General Dynamics diseñó uno de los modelos más eficaces en escenarios de guerra, el
Abrams M, entregado al Ejército de Estados Unidos en 1978 con el nombre del general Creíghton W. Abrams, quien comandó el 37 Batallón blindado. Este tipo de tanques brinda fuego de apoyo a unidades de tierra y puede enfrentar vehículos enemigos de cualquier blindaje. Su alta tecnología permite a sus sistemas de guías termales y de radio combatir de día y de noche en todos los climas, sin perder efectividad. En su evolución tecnológica, han surgido varias versiones sucesivas conocidas como MI, M1A1 y M1A2.