En su forma más simple, una brújula es una aguja imantada que puede girar en un plano horizontal. Por efecto del campo magnético de la Tierra, la aguja se orienta apuntando siempre hacia el Norte. Por lo general, la aguja se monta sobre un disco en el que se indican los puntos cardinales. Se tiene noción de que en el siglo XII de nuestra era los chinos y algunos europeos descubrieron independientemente un mineral metálico, llamado calamita, que al ponerlo a flotar en agua, sobre una pieza de madera, tiende a orientarse apuntando en la dirección de la Estrella Polar. Poco después se descubrió que al poner una aguja de acero en contacto con este mineral magnético, durante un tiempo suficiente, aquélla adquiría esta propiedad de alinearse en la dirección Norte-Sur.