Desde entonces se trasformó en sirena y permanecía sentada sobre la roca peinando eternamente su larga cabellera de oro con un peine también de este metal.
Al acercarse las embarcaciones, Lorelei entonaba bellas canciones en voz tan encantadora que los pescadores descuidaban su vigilancia y su rumbo, al grado de que las barcas se estrellaban contra la roca. La historia ha sido plasmada por Enrique Heine en su conocido poema "La Lorelei". Acerca de la misma se han escrito canciones, óperas y tragedias.