Cuando Manuel Cortés, el alcalde de la localidad española de Mijas, desapareció en marzo de 1939, fue algo que pareció tener poco efecto en su familia. Sus vidas se mantuvieron impertubables, mientras que fracasaban los esfuerzos de los amigos y la policía en encontrar a Manuel.
Como alcalde, Cortés había promovido la educación gratuita para todos y repartido algunas de las fincas más grandes para los trabajadores sin tierra. Durante la amarga Guerra Civil Española (1936-1939), Cortés se había aliado con los republicanos contra los rebeldes nacionalistas del general Francisco Franco. Pero después de la victoria de Franco, Cortés fue marcado para ser ejecutado debido a sus simpatías en tiempos de guerra.
En lugar de ponerse por delante del pelotón de fusilamiento, Cortés de treinta y cuatro años de edad, se escondió en un espacio hueco que había entre dos paredes de la casa paterna, al que se entraba a través de un agujero oculto por una gran pintura. A partir de entonces, pasó sus días en ese espacio reducido, sentado en una silla de tamaño infantil, comiendo lo que su esposa, Juliana, secretamente le traía en una canasta cubierta. Salía sólo después de que había caído la noche.
Juliana emprendió varias pequeñas empresas para apoyar a Manuel y su hija: comercializó huevos, se dedicó al secado de manojos de hierba para la fabricación de sacos, y también trabajó como taxista. Gracias a sus ingresos, la familia se mudó a su propia casa. Juliana llevó clandestinamente a su esposo por las calles después de la medianoche, disfrazado como anciana. A través de su larga y autoimpuesta desaparición, Cortés pasó su tiempo leyendo, escuchando la radio, y ayudando a Juliana a secar la hierba y a llevar las cuentas. Desde su escondite, podía mirar por una mirilla parte de la calle. Cuando su hija se casó, vio la boda a través de un ojo de la cerradura.
El 28 de marzo de 1969—treinta años después de que su exilio comenzara—oyó por la radio que Franco estaba ofreciendo el indulto a los perseguidos políticos de la guerra civil. Después de que se oficializó su perdón, el viejo radical español salió a la luz del sol por primera vez en tres décadas.