Jano (mitología)

   En la mitología romana, Jano es una deidad importante, sólo superada por el propio Júpiter. Fue considerado como el autor de las artes civilizadas y se cree que está sentado en los confines de la tierra y en las puertas del cielo y que es el guardián especial del principio y el final de cada empresa. Jano era el dios de la salida y la puesta del sol.
   A Jano se le atribuye el sistema de los años y el cambio de estaciones. El primer mes del año (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a Enero) fue nombrado en honor a él y su fiesta se celebraba el día de Año Nuevo. Jano era invocado por la mañana, ya que la fortuna y la desgracia estaban en sus manos. Jano no tiene equivalente en la mitología griega.
   Como guardián de las puertas y las entradas, Jano se representa en el arte con dos caras, una cara mirando hacia el este y la otra al oeste. En su mano derecha sostiene un cetro y en la izquierda una llave. Las puertas del templo de Jano en Roma permanecían abiertas en tiempo de guerra, mientras que en tiempo de paz se las cerraba en medio de grandes ceremonias y fiestas. Se dice que durante 700 años estas puertas sólo se cerraron en tres ocasiones.
   Al igual que Prometeo, Jano es una suerte de héroe cultural, ya que se le atribuye entre otras cosas la invención del dinero, las leyes y la agricultura.