Numerosos alpinistas han emprendido la conquista del Everest. Muchos murieron y hasta 1953 todos habían fracasado. Por fin, el 29 de mayo de 1953, dos alpinistas plantaron su bandera en la cumbre: el neozelandés Edmund Hillary y el guía nepalés Norday Tensing.
Como homenaje a los dioses budistas, Tensing depositó en la cumbre una barra de chocolate, un paquete de galletas y algunos bombones; por su parte, Hillary enterró un crucifijo.
Desde entonces, una gran cantidad de alpinistas han realizado de nuevo esa hazaña (entre ellos también varias mujeres), pero otras personas encontraron
la muerte en los abismos, las aludes y las tempestades de nieve.
En 1978, el alemán Reinhold Messner y el austríaco Peter Habeler lograron otra gran proeza: vencieron al Everest sin utilizar máscara de oxígeno