En el siglo XIII, los chinos inventaron unas gafas oscuras para ser usadas por los jueces para que nadie en la sala pudiera ver la expresión de sus miradas.
Las gafas tradicionales que usaban los esquimales tenían dos ranuras para protegerse de los reflejos enceguecedores de la nieve, y no tanto contra la luz directa del sol.
Las gafas de sol modernas fueron una consecuencia de los inicios del vuelo en el siglo XX, diseñadas por el Cuerpo Aéreo del Ejército estadounidense en 1932 para evitar los molestos destellos en los ojos de los pilotos.
Lentes tintados se aconsejaban con frecuencia para las personas con sífilis en el siglo XIX, debido a que uno de los síntomas de la enfermedad es la sensibilidad a la luz.