Los automóviles modernos tienen un motor de combustión interna. El motor quema gasolina o gasóleo dentro de sus cilindros para obtener la energía que impulsa el coche. Al explotar, el combustible hace subir y bajar un pistón, que mueve el cigüeñal. A su vez, este mueve las ruedas y el coche avanza. La batería ofrece electricidad para el motor de arranque y las bujías, que permiten arrancar el motor.
Los primeros motores de combustión interna alternativos de gasolina que sentaron las bases de los que conocemos hoy fueron construidos casi a la vez por Karl Benz y Gottlieb Daimler. Los intentos anteriores de motores de combustión interna no tenían la fase de compresión, sino que funcionaban con una mezcla de aire y combustible aspirada o soplada dentro durante la primera parte del movimiento del sistema. La distinción más significativa entre los motores de combustión interna modernos y los diseños antiguos es el uso de la compresión.