Los largos aplausos son el resultado que deja en el público una performance memorable en el escenario.
Imagínense, 101 llamadas de cortina, 80 minutos de aplausos sólidos y que el público grite sin parar: "¡Otra! ¡Otra!.."
Eso es exactamente lo que el famoso tenor Plácido Domingo consiguió después de su actuación como el Moro de Venecia en Otelo el 30 de julio de 1991 en Viena, ¡en lo que fue el aplauso más largo jamás registrado!