En 1921, Bessie Coleman, que nació de una familia pobre de afroamericanos en Texas, se mudó a Chicago, donde se interesó en el vuelo.
Después de ser rechazada por casi todos los instructores de vuelo en el país, se fue a Francia y obtuvo su licencia de piloto. Debido a que era afroamericana, a Coleman no se le permitió volar aviones comerciales en los Estados Unidos.
En lugar de eso, Bessie se convirtió en una aviadora ambulante, volando un avión de combate de la Primera Guerra Mundial en una serie de trucos y maniobras deslumbrantes que extendieron su fama por todo el país. Coleman alentó el interés afroamericano en la aviación al hablar en las iglesias y las escuelas.
Bessie se dedicaba a recaudar dinero para fundar una escuela de aviación para estudiantes afroamericanos, cuando en 1926, en pleno vuelo salió arrojada de su avión y murió al impactarse contra el suelo.
Bessie Coleman fue la primer estadounidense (de cualquier raza y género) en conseguir una licencia internacional de piloto.