El truco llamado "Dónde quedó la bolita", que consiste en hacer desaparecer y luego reaparecer una bolita debajo de uno de tres dedales o copitas, se ejecutaba en Egipto hace unos 5.000 años. Más tarde diversos viajeros lo presentaron en ferias y mercados de Asia y Europa, donde se animaba a la gente a apostar desde dinero hasta mercancías.
La rutina del truco no ha cambiado mucho. El prestidigitador coloca tres dedales -digamos uno rojo, uno azul y uno amarillo- boca abajo sobre una mesa; luego pone una bolita debajo del dedal rojo y con ambas manos mueve rápidamente los dedales en círculos pequeños. Después pregunta a los concurrentes debajo de cuál quedó la bolita. "¡El rojo!", responde alguien. Sonriendo, el hombre apoya en la mesa los dedos anular y medio, a la derecha del dedal, y apretando éste entre el pulgar y el índice de la misma mano, lo mueve en semicírculo, en sentido contrario a las manecillas del reloj.
Casi a medio movimiento levanta el dedal apenas lo suficiente para que la bolita ruede y quede atrapada entre sus dedos anular y medio, fuera de la vista del público; luego levanta el dedal y muestra que está vacío.
Sin que los espectadores se den cuenta, él ya atoró una bolita en el fondo de cada dedal. Entonces suelta una de ellas oprimiendo, digamos, el dedal azul: la bolita cae sobre la mesa cuando levanta el dedal.
El ingenioso truco y sus variantes se practican en ferias, calles y mercados de muchos países como una forma de timar a los incautos, si bien algunas veces es ejecutado por animadores de fiestas infantiles por puro afán de diversión.