La transpiración es un fenómeno que contribuye a mantener constante la temperatura del cuerpo, tanto cuando el calor procede del exterior (clima) como si proviene del interior (esfuerzo). En cierto modo puede considerarse como el fenómeno contrario al escalofrío. Sin embargo, la exudación cumple al mismo tiempo una función excretora. El líquido segregado por las glándulas sudoríparas, al atravesar los poros de la piel, arrastra los desechos de la circulación sanguínea. Si no nos lavásemos después de haber sudado, estos desechos, al quedarse en la piel, acabarían por desprender mal olor.
Los perros jadean para eliminar el exceso de calor |
Uno de los pocos mamíferos que no posee poros en la piel que le permitan la transpiración es el perro, que tiene que evaporar el agua de su lengua y empieza a jadear para facilitarlo. Otro caso es el del cerdo, que prácticamente no posee glándulas sudoríparas y que para eliminar el exceso de calor, se refresca revolcándose sobre el lodo o el agua disponible.