Podría decirse que a bordo del automóvil hay instalada una central eléctrica completa que, gracias a una dínamo y a unos acumuladores, alimenta de energía a muchos aparatos: motor de arranque, encendido, cambio de marchas (cuando es automático), dispositivos de alumbrado de la carretera y del propio vehículo, bocinas, limpiaparabrisas, aparato calefactor, radio e incluso encendedor... El mayor consumidor de energía es el motor de arranque: de 100 a 400 amperios, mientras que todo el resto (luces, radio, bocina) sólo consume de 15 a 20.