Para poder lanzar al espacio una nave espacial, se debe contrarrestar la gravedad de la Tierra. En la actualidad la única forma con que se cuenta para hacerlo, es lanzarla por medio de un cohete muy potente. El Saturno V, mostrado aquí, lanzó el Apolo a las misiones espaciales a la Luna. El cohete necesita tres etapas, que se encienden sucesivamente para levantar la nave espacial, alejándola de la Tierra. El combustible se quema en oxígeno (transportado en estado líquido).
Los gases quemados se dilatan y se expulsan a través de toberas, para empujar al cohete hacia arriba. Cuando se ha quemado una etapa, se desprende, dejando que la siguiente actúe.