La corrida es un espectáculo con algo de rito y mucha ceremonia. No basta con ser bravo y ágil; el torero ha de conocer además la técnica y tener elegancia y aplomo. Los maletillas son numerosos. El hambre, la sed de gloria y riqueza y el deseo de salir de su pobreza por un camino rápido y aparentemente fácil los empuja al toreo. Los principiantes se familiarizan con los novillos y los toros en los cortijos y celebran sus primeras corridas en las aldeas y pueblos pequeños. Muy pocos son los que logran llegar más arriba. Si conquistan el público, encuentran un buen apoderado y se libran de heridas graves, llegan a altas cimas.
Como todos los artistas importantes, siempre de gira por el mundo, los toreros arriesgan su vida en los ruedos de las grandes ciudades del mundo hispánico.