Habitualmente, las semillas pueden almacenarse durante sólo dos años, sin que la humedad consuma su reserva de energía y dejen de germinar. Las que poseen unas cubiertas firmes y duras son las que retienen su viabilidad durante más tiempo y la mayoría de las semillas se conservan del mejor modo en un almacén seco a baja temperatura. En estas condiciones favorables las semillas de las plantas comunes de huerta y jardín se conservan de 10 a 25 años. ¿Durarían más si se mantuvieran en completa sequedad? Buscando respuesta, el doctor Frits Went, autor de los capítulos de este libro, inició en 1947 un experimento proyectado para durar más de 300 años. Se desecaron químicamente en vacío semillas de 120 plantas salvajes de California y las semillas de cada especie se distribuyeron entre 20 tubos cerrados y se almacenaron. Desde que empezó el experimento se han hecho germinar tres series de tubos. Las semillas siguen siendo tan viables, a los diez años de almacenamiento, como inmediatamente después de desecadas.
El eterno florecimiento del loto
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flor de loto |
En condiciones extraordinarias, la viabilidad de algunas semillas parece conservarse casi indefinidamente. El «récord» de longevidad lo detentan las de un loto oriental que, como ha demostrado el carbono 14, han sobrevivido siglos de latencia en turberas del Extremo Oriente. Las más viejas son las tres recuperadas en 1951, que habían sido enterradas en una canoa neolítica de seis metros de largo bajo una turbera cerca de Tokio. Cuidadosamente tratadas por expertos, dos de las tres venerables semillas germinaron y desarrollaron sus flores características; se han distribuido semillas y esquejes de estas plantas a instituciones botánicas de todo el mundo.