A finales del siglo XIX, un médico vienés llamado Sigmund Freud abrió un camino totalmente nuevo en el estudio de la mente humana y el tratamiento de sus trastornos. Freud llamó a ese nuevo camino, ideado por él, psicoanálisis. El psicoanálisis es, efectivamente, un método de investigación mental, pero se caracteriza también por ser al mismo tiempo un método terapéutico, de modo que la realización del psicoanálisis hace coincidir el estudio del desequilibrio psíquico con su tratamiento. El método consiste en que el paciente se tienda en un diván y manifieste todos sus pensamientos y sentimientos; Freud sostenía que estas manifestaciones aparentemente libres vienen determinadas por procesos mentales inconscientes, lo que permite la labor de descifrarlos o interpretarlos. La psicología se extendía así al terreno de lo inconsciente o subconsciente. Lo inconsciente comprende un conjunto de fuerzas instintivas e impulsivas que han sido reprimidas y que tienden a manifestarse. En ocasiones estas fuerzas pueden convertirse en perturbadoras y causar trastornos, no sólo en la mente, sino también en el cuerpo. En 1880, junto con su amigo y colaborador Brauer, trataron a una muchacha, que padecía parálisis, sin que existiera ninguna causa física que la justificara. Ambos doctores aplicaron entonces a la joven el nuevo método, hipnotizándola y haciendo que les relatara en dicho estado todo aquello que le angustiaba. Al despertar se encontró liberada de sus angustias y la mayor parte de los síntomas de su enfermedad habían desaparecido. Sin embargo, dado que la hipnosis no siempre era posible o aconsejable, había que buscar otro sistema de investigación, para lo cual Freud sistematizó el análisis de una serie de manifestaciones del subconsciente, como por ejemplo los sueños, los actos fallidos, los lapsus de memoria o verbales, etc., a través de cuya interpretación podía llegarse a determinar las causas remotas e inconscientes de muchas enfermedades. Las teorías y los métodos de Freud encontraron una durísima oposición durante mucho tiempo. Se enfrentaban con los prejuicios de una sociedad muy conservadora. Pero poco a poco los fueron venciendo; los colaboradores y discípulos de Freud fueron enriqueciendo y difundiendo el psicoanálisis, y algunos, como Jung y Adler, llegaron a crear sus propias escuelas, opuestas en parte a algunas teorías de Freud, pero que nunca hubieran nacido sin él. Y es que, de acuerdo o no totalmente con todas sus ¡deas, nadie duda hoy en afirmar que Sigmund Freud revolucionó las corrientes intelectuales del siglo XX, abriendo caminos totalmente nuevos a la psicología, la psiquiatría y el conocímiento de la naturaleza humana en general.
Debido a su origen judío, Freud fue perseguido por los nazis y emigró a Londres en 1938. Un año después, moría de un cáncer de mandíbula.