En invierno, en nuestras regiones, ocurre a menudo que la temperatura desciende a menos de 0° C. El agua de los lagos se convierte en hielo, adquiriendo un espesor que depende del rigor del frió. Las aguas más profundas no se hielan fácilmente y representan un refugio para los peces y los animales acuáticos, que tienen asi la supervivencia asegurada. Como sabemos, el agua a 4° es más pesada que el agua a 0°; el hielo sube a la superficie y flota, y el agua que no se ha helado permanece en el fondo.