Aunque el ajo se utiliza con mayor frecuencia para sazonar los alimentos, ha tenido muchos otros usos, principalmente supersticiosos, a lo largo de la historia.
Los antiguos romanos, por ejemplo, alimentaban con ellos a sus soldados porque creían que tenían el poder de volver a los combatientes fuertes y valientes.
En la Edad Media, el ajo se consumía como una defensa contra la peste. También fue usado como amuleto para alejar a los vampiros y hombres-lobo, aparte de neutralizar los efectos del mal de ojo de una bruja.
Muchas personas todavía creen en el ajo como un cura-todo para muchos problemas de salud. Un emplaste de ajo se frota sobre la piel para curar picaduras de insectos, también se hace con él un jarabe que se bebe para curar los resfriados, sin hablar de otros innumerables usos medicinales.
Los jardineros ponen ajo en el suelo alrededor de árboles de durazno para evitar que los gusanos barrenadores entren y dañen los árboles.
Fuera de mitos, el ajo sí tiene cierto valor como medicamento, ya que contiene el antibiótico allium, el cual reduce la presión arterial de una persona.
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