Al nacer, generalmente nacemos con 350 huesos en el esqueleto, a medida que crecemos y envejecemos, los huesos se fusionan, lo que hace que sólo tengamos 206 huesos como adultos.
Un adulto promedio tiene entre 9 y 12 pintas (4,25 a 5,67 litros) de sangre en su cuerpo. Los bebés sólo tienen alrededor de 250 ml o una taza de sangre circulando a través de sus cuerpos.
El corazón bombea la sangre a todos los tejidos y desde y hacia los pulmones en aproximadamente un minuto mientras late 75 veces en un adulto sano.
Echamos un promedio de 600.000 partículas de piel cada hora. A medida que envejecemos, esto se acumula hasta aproximadamente 1.5 libras cada año. Por lo tanto, la persona promedio habrá perdido alrededor de 105 libras de piel a los 70 años de edad.
Curiosamente, el cerebro y las neuronas son las únicas células del cuerpo que no pueden regenerarse. Una vez que las células cerebrales están dañadas, no se reemplazan.
Debido a este hecho, nacemos con todas nuestras células cerebrales y la cabeza humana es una cuarta parte de nuestra longitud total al nacer, pero sólo una octava parte de nuestra longitud total en el momento en que llegamos a la edad adulta.
A medida que envejecemos, nuestra frecuencia respiratoria disminuye y es interesante notar que los niños y las mujeres respiran más rápido que los hombres. Una persona en reposo generalmente respira entre 12 y 15 veces por minuto.
A los 60 años de edad, comenzamos a tener dificultad para respirar y el 60 por ciento de los hombres y el 40 por ciento de las mujeres comenzarán a roncar cuando duermen. Los ronquidos promedian alrededor de 60 decibelios, el nivel de ruido del habla normal, pero a menudo llegan a más de 80 decibelios. Ochenta decibelios es tan fuerte como el sonido de un taladro neumático rompiendo hormigón. Los niveles de ruido superiores a 85 decibelios pueden dañar el oído humano.
Como adultos, comemos una media de 500 kg de alimentos al año, y producimos 1,7 litros de saliva al día para ayudarnos a procesar estos alimentos.
Cada día 11,5 litros de alimentos digeridos, líquidos y jugos digestivos fluyen a través del sistema digestivo, pero sólo 100 ml se pierden en las heces.
Para digerir todo eso, el cuerpo produce un nuevo revestimiento estomacal cada tres o cuatro días para asegurar que los fuertes ácidos utilizados por el estómago para digerir los alimentos, no digieran también el estómago.
Con el aumento de la edad, las necesidades nutricionales también tienden a cambiar. Las dietas diseñadas para personas mayores deben contener más proteínas, vitaminas, minerales, antioxidantes, fitonutrientes y fibra dietética de alta calidad por kilojulio de energía que nunca.
Cada alimento que se incluye en la dieta de las personas mayores debe ser rico en nutrientes protectores para asegurar la máxima ingesta de nutrientes.