El cristal de Baccarat nació en 1764. Debe su existencia al bosque de Lorena, que proporciona el fuego y las cenizas, a la fina arena de sus canteras, al carbonato potásico de sus minas y sus salinas y a la habilidad de sus artesanos para aplicar el plomo, que da a la noble materia su transparencia y sonoridad características. El cristal fino se trabaja con ayuda de un tubo para soplar y se modela con paleta, tenazas y cinceles. A menudo, los cristales son tallados y decorados a mano o esmerilados por medio de algún ácido. Baccarat se enorgullece de sus opalinas, sus ágatas y sus cristales coloreados, así como de sus cristalerías blancas, que prestigian las mesas elegantes del mundo entero.
El cristal de Baccarat
El cristal de Baccarat nació en 1764. Debe su existencia al bosque de Lorena, que proporciona el fuego y las cenizas, a la fina arena de sus canteras, al carbonato potásico de sus minas y sus salinas y a la habilidad de sus artesanos para aplicar el plomo, que da a la noble materia su transparencia y sonoridad características. El cristal fino se trabaja con ayuda de un tubo para soplar y se modela con paleta, tenazas y cinceles. A menudo, los cristales son tallados y decorados a mano o esmerilados por medio de algún ácido. Baccarat se enorgullece de sus opalinas, sus ágatas y sus cristales coloreados, así como de sus cristalerías blancas, que prestigian las mesas elegantes del mundo entero.