Hace mas de 50 años, el físico austriaco Wolfgang Pauli "inventó" el neutrino para balancear una ecuación acerca de la radiación beta. Pequeña, sin masa ni carga eléctrica, pero energética, el neutrino -como Fermi bautizó a esta partícula- era indetectable.
Así, por mucho tiempo, los científicos han estado a la caza de tan evanescente corpúsculo. Según sus cálculos, cientos de millones de neutrinos atravesarían nuestro cuerpo cada segundo, incluso algunas variedades de estos traspasarían grandes cúmulos de polvo y gas interestelar sin dejar huella o cambiar en el transcurso.
Debido a que son portadores de altas energías, los neutrinos deben proceder de fuentes muy "excitadas", como estrellas de neutrones, centros galácticos activos o supernovas. Los investigadores están interesados en ellos porque podría aportar datos sobre regiones muy alejadas de nuestro sistema solar y explicar la naturaleza de la famosa "materia oscura" (el 90 por 100 de la masa del universo es invisible), pues según algunas hipótesis, neutrinos de baja energía comprimirían grandes cantidades de masa. En palabras de Francis Halzen, físico teórico de la Universidad de Wisconsin-Madison, "la esperanza es que la partícula que es casi nada nos diga casi todo sobre el cosmos".