Todas las personas pertenecen a una raza o grupo humano que tiene sus tradiciones y hábitos ancestrales; el etnólogo estudia el comportamiento y la evolución de estos grupos.
El antropólogo estudia al hombre y su evolución a través del tiempo, mientras que el etnólogo estudia al hombre en cuanto es miembro de una sociedad: los pueblos y sus costumbres, sus características raciales y su cultura. Su interés se centra en determinar el origen y la evolución de los agrupamientos, que solo pueden ser estudiados en su fase actual. El arqueólogo le ayuda, permitiéndole remontarse a veces hasta la prehistoria para encontrar la huella de los antepasados de los hombres que observa. Estas investigaciones son muy útiles para conservar determinadas tradiciones a punto de caer en el olvido o para conocer mejor nuestras sociedades y al hombre en general, a través de su pasado.