El koto es ligeramente parecido al arpa, aunque por sus particularidades, se considera único en su género.
La caja de sonido es muy estrecha y ligeramente curvada, con 13 cuerdas iguales. Cada una de las cuerdas tiene un pequeño puente movible que la hace elevarse unos cinco centímetros sobre la caja. Al mover de lugar este puentecillo, se hace cambiar el tono de la cuerda, y así se obtienen los diferentes acordes.
El ejecutante de koto debe poseer la habilidad de mover rápidamente la posición de los puentecillos, con lo que obtendrá el cambio de una escala a otra y logrará el efecto musical característico del Japón y una sonoridad notablemente amplia y majestuosa. Las cuerdas se puntean con una uña artificial de marfil o concha.
El koto se coloca horizontalmente en el suelo, y su ejecutante se sienta delante de él a la usanza oriental, es decir, en cuclillas.