Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, gran parte del mundo sufrió el azote de una epidemia terrible que causó la muerte de muchísimas personas. La llamaron influenza o gripe. Ordinariamente, la influenza no es una enfermedad peligrosa, pero sí delicada; las personas que la padecen, con frecuencia creen que ya están bien y abandonan la cama demasiado pronto; pero, unos días después, sufren una recaída y tienen que guardar cama de nuevo.
Cuando alguien padece influenza, tiene fiebre y escalofríos; probablemente sienta también dolores en todo el cuerpo.
Los hombres de ciencia han luchado mucho para averiguar las causas de la influenza, y ya se sabe que es producida por un virus.