Georg Wilhelm Friedrich Hegel, uno de los pensadores con mayor influencia en la filosofía de los siglos XIX y XX, nació en Stuttgart en 1770 y murió en Berlín, a consecuencia de una epidemia de cólera, en 1831. Hegel, que dedicó toda su vida a la filosofía, recibió en su juventud las enseñanzas de Schelling y de los románticos alemanes, pero también en su pensamiento pueden verse las huellas de una educación humanística y teológica. De 1807 a 1809, fue redactor de un periódico de Bamberg, pero luego se dedicó a la enseñanza en la universidad, obteniendo sus clases un enorme éxito.
Después de estudiar todos los sistemas filosóficos que habían existido hasta aquel momento, le pareció que la filosofía era un saber sin rigor, lleno de vaguedades y nebulosas, y se propuso crear un nuevo sistema riguroso y sistemático, que se aproxime a la forma de ciencia y que sea un saber efectivo, según sus palabras. El saber científico consiste en nociones que se derivan unas de otras; la filosofía, cuyo objeto es el saber absoluto, debe tener, para Hegel, un modo parecido de llegar a este saber absoluto, pues tampoco nos es dado de una vez, sino que, como en la ciencia, es el final de un desarrollo que desde formas inferiores se eleva hasta las superiores. La única forma de verdad que puede existir, decía Hegel, es el sistema científico de verdad, y el método de esta ciencia es la dialéctica. A través de estados de pensamiento, se va evolucionando en el conocimiento. El primer estado es la tesis, pero a ésta se opone la antítesis y ambas encuentran su unidad en la síntesis. Luego esta síntesis hará de tesis y, así, comenzará de nuevo el proceso. Hegel aplicará sus teorías sobre el funcionamiento del conocimiento del hombre a la historia de los pueblos. A cada forma de Estado (tesis), se ha ido oponiendo otra distinta (antítesis), para finalmente aparecer otra forma que resume las anteriores (síntesis).
La filosofía de Hegel levantó grandes polémicas en Alemania y de él derivan posiciones tan opuestas como el marxismo y la derecha hegeliana. A pesar de que su sistema, amplísimo y muy bien estructurado, pretendía haber dejado todo resuelto, frente a él se colocaron nuevos pensadores, como Nietzsche, Kierkegaard y Schopenhauer, cuyas filosofías giran fundamentalmente en torno al hombre y su angustia de vivir, poniendo de manifiesto que los problemas del ser humano no son tan fácilmente resolubles.