Esta escena de guerra de 1862, muestra la primera batalla real entre barcos de guerra totalmente metálicos, o acorazados. El más grande de estos monstruos metálicos pertenecía a la marina del Sur en la Guerra Civil Estadounidense. El otro acorazado (que parece "una caja de queso sobre una balsa"), pertenecía al Norte. Cada uno de estos desmañados contrincantes fueron blanco estable entre sí. Con todo, de hecho, ninguno logró operar de tal forma que hiciera mucho daño al enemigo y la batalla terminó en "tablas".