LA NIEVE Y SUS CONSECUENCIAS
La nieve, al caer sobre el suelo, cubre todo con su blanca manto y crea magníficos espectáculos invernales en los campos, parques y jardines. Pero, naturalmente, sus efectos no son simplemente decorativos. En primer lugar, la acumulación de la nieve en las montañas constituye enormes reservas de agua. La nieve protege la tierra contra la congelación y favorece, por tanto, la vegetación herbácea, sobre todo los cereales ("año de nieves, año de bienes" dice un proverbio español). La nieve es una pésima conductora de calor porque contiene mucho aire; por ello, mientras la temperatura de la capa superior, superficial, del manto de nieve, puede descender a varios grados bajo cero, la de la capa inferior, en contacto inmediato con el suelo, por lo común se mantiene alrededor de cero grados. Por ejemplo, en una capa de nieve de 40 cm. de espesor, si la temperatura de la superficie es de 8 grados bajo cero, en la capa más baja se aproxima a O grados. Ello explica la buena defensa contra las heladas invernales que tienen en la nieve las plantitas de granos, tubérculos y raíces.