Los famosos vikingos, piratas escandinavos, llamados también "normandos" surcaban los mares en embarcaciones de madera. La proa de sus drakkars representaba un dragón destinado a asustar a sus enemigos.
La tradición exigía que cuando un jefe vikingo moría en combate, su cadáver se hundiera o enterrara junto con la embarcación que había mandado. Gracias a esta costumbre, se han conservado casi intactos numerosos drakkars, en cuyo interior se han hallado toda clase de objetos. El de Oseberg, por ejemplo, descubierto en 1904 a 80 km de Oslo y que se supone fue construido hacia el año 800, mide 22 metros de largo y 5 de ancho y llevaba a bordo infinidad de objetos, entre ellos un pesado carro de madera, un trineo, recipientes, herramientas, vestidos, botas, etc.