Las moléculas del gas se expanden a través del líquido. Cuando se unen, forman burbujas. Si se pone una pajilla en una limonada gaseosa, se verán las burbujas que se forman a su alrededor.
El gas contenido hace que no sea prudente agitar una lata o botella de bebida gaseosa antes de beberla. El gas se acumula en la parte superior del envase y puede explotar peligrosamente.