Aunque las especies de plantas venenosas son relativamente pocas en número, el número de individuos es muy grande. Con tantas plantas venenosas creciendo en amplias áreas, uno podría preguntarse cómo la vida animal ha sobrevivido tan bien. La respuesta es que los animales parecen ser capaces, de alguna manera que no siempre entendemos, de evitar estas peligrosas formas de vegetación.
Es una vieja creencia de que en la selva, si un hombre come lo mismo que comen los monos, no va a correr ningún riesgo de consumir vegetación venenosa. Ciertamente, los animales parecen saber instintivamente cuales plantas son seguras para comer. Algunos animales pueden evitar ciertas plantas, ya que estas emiten un olor desagradable. Pero incluso, si las plantas venenosas no emiten ningún olor — o por lo menos un olor que sea perceptible para los seres humanos — los animales parecen ser capaces de evitarlas.
Ciertos animales de pastoreo también suelen mantenerse alejados de diversos musgos y helechos que, por lo que sabemos, no son venenosos. Sólo podemos suponer que estas plantas son perjudiciales para estos animales de alguna manera.