Según una leyenda, al ser expulsados Adán y Eva del Jardín del
Edén, Eva arrancó un trébol de cuatro hojas (que abundaban en el Jardín)
para llevarse consigo un recuerdo de los días pasados en el Paraíso. La
rareza de la planta (en otros tiempos) contribuía también a aumentar
su valor, aunque en la actualidad se encuentran semillas que dan
únicamente tréboles de cuatro hojas.
Un antiguo adagio habla de la buena
suerte que reporta el trébol: «Una hoja para el buen nombre, / Otra
para la riqueza, / Otra para el fiel amante, / Otra para la salud,/ Suman
en total el trébol de cuatro hojas.»