Muchos pueblos antiguos, como el chino y el maya, construyeron carreteras y caminos pavimentados. Pero los indiscutibles y mayores constructores de calzadas fueron los romanos. Desde el 400 a. C, construyeron una red de amplias carreteras pavimentadas para que sus ejércitos circularan por el Imperio. A finales del siglo XIX, con la llegada del automóvil, hubo que mejorar la superficie de rodadura. En 1902, en Inglaterra, Edgar Purnell Hooley inventó el asfalto, una mezcla de alquitrán y piedras que ofrecía una superficie lisa.