La mayoría de las plantas producen polen, el que es transportado por insectos o el aire a otras plantas a las que polinizan para producir semillas. Muchas personas son alérgicas al polen de ciertas plantas, y la enfermedad que sufren de este polen es comúnmente llamada fiebre del heno.
En su mayor parte la fiebre del heno es causada por el polen de las ambrosías. Cuando el polen de estas plantas alcanza a una persona, es posible que llegue a la boca, la nariz o los pulmones. Las membranas de estas partes del cuerpo producen moco para luchar contra el polen, lo que lleva a una nariz irritada, a ojos llorosos y estornudos.
Las plantas sueltan su polen en el aire sólo en ciertas épocas del año. Es por eso que no hay tal cosa como una "estación de la fiebre del heno".
Aunque la fiebre del heno no es producido por el polen del heno, la alergia es llamada así porque fue descrita por primera vez por un médico inglés que se dio cuenta de que generalmente aparecía durante la temporada de la cosecha del heno.