Hace mucho tiempo, cuando las personas eran muy supersticiosoas, hacer el signo de la cruz tenía un significado casi mágico para la buena suerte. Si dos personas deseaban que la misma cosa sucediera, una ponía el dedo índice en forma vertical y la otra persona lo cruzaba poniendo su propio dedo índice horizontalmente, haciendo la señal de la cruz.
Al pasar el tiempo, esta creencia continuó, pero el procedimiento se modificó de manera que una sola persona pudiera desear algo para su propia buena suerte sin necesidad de que otra persona lo deseara también. Todo lo que la persona tenía que hacer era cruzar su dedo medio con el dedo índice y pedir un deseo.
Hoy decimos: "Voy a mantener mis dedos cruzados", y eso significa la esperanza de que un deseo se haga realidad, o de que nada malo vaya a estropear nuestra buena suerte.