Durante un breve periodo de tiempo en la década de 1930, el pueblo ruso de la ciudad de Kiev gustaba ser espectador del deporte "abofeteo de caras". Y precisamente, era lo que los dos adversarios hacían, se golpeaban la cara uno al otro con sus manos abiertas hasta que uno de los dos se daba por vencido.
Un récord de resistencia se estableció en 1931, cuando dos "abofeteadores" resistieron 30 horas antes de que los espectadores exigieran que el combate se detuviera, debido a que ninguno de los dos hombres sangrantes, a pesar de su agotamiento, querían rendirse.