Al envejecer la piel, se disuelve parte de la grasa que la sostiene y acojina, y uno de sus principales constituyentes, el colágeno, pierde su capacidad de retener la humedad, lo que hace que la piel se ponga tiesa y reseca, preámbulo de la flacidez y las arrugas.
La mayoría de la gente acepta las arrugas como parte natural del envejecer, pero para otras, sobre todo las que se exponen a la vista del público como los artistas y los políticos, la piel arrugada es casi una desgracia. La única solución para ellas es la cirugía plástica.
Esta modalidad quirúrgica no sólo consiste en restirar la piel de la cara o cutis. Hay también operaciones para partir la barbilla, eliminar arrugas de alrededor de los ojos, la nariz y la frente, y borrar arrugas profundas del entrecejo. Una de esas operaciones, llamada blefaroplastia, sirve para eliminar el exceso de piel flácida de los párpados y las bolsas de los ojos.
La corrección de imperfecciones superficiales se realiza bajo anestesia local, pero los restiramientos faciales suelen requerir anestesia general. El cirujano primero efectúa una incisión en la piel que rodea cada oreja: empieza a cortar muy adentro de la línea del pelo, a la altura de la sien, sigue el contorno de la oreja y termina a la altura de la nuca. La mayor parte del corte se hace en el cuero cabelludo para que la cicatriz quede oculta.
Una vez hechos los cortes, el cirujano separa con cuidado la piel y el tejido adiposo subcutáneo y luego jala la piel flácida hacia la nuca; al hacerlo la delgada capa de tejido muscular del cuello se levanta y se estira. El médico entonces corta con el bisturí la piel excedente y sutura la incisión.
A menudo deben pasar dos o tres semanas para recuperarse de la leve inflamación de la cara causada por la operación. Con el tiempo desaparecen las cicatrices, pero se pueden disimular con maquillaje desde una semana después de la cirugía.
Ningún restiramiento facial retrasa el proceso de envejecimiento, que continúa a su ritmo normal tras la operación. Se pueden practicar más restiramientos en la misma persona pero siempre hay un límite, pues el cirujano quita piel en cada ocasión. Cuando ésta se estira al máximo y ya no queda ningún excedente, es imposible efectuar más restiramientos. No todas las operaciones tienen éxito, y algunas personas han quedado con el rostro desfigurado.