Con los ojos vendados y las manos apretadas contra la frente , el adivinador se prepara para hacer una demostración de su poder de leer la mente. Su sonriente ayudante entrevista a una persona del público -por ejemplo, una mujer bien vestida- y él procede a revelar toda suerte de datos acerca de ella.
En respuesta a las preguntas que su asistente formula con perfecta dicción, el adivinador afirma que la mujer se llama ‘‘Leti’’, que está casada y que el objeto que su ayudante sostiene -y que él no puede ver, por supuesto- es un reloj de pulsera marca Rolex, grabado por detrás con la leyenda ‘‘De Roberto, con todo mi amor’’.
Código bipartita
El secreto del acto del adivinador es una serie de claves que su asistente le transmite por medio de preguntas en apariencia inocentes. El código transpone las letras del alfabeto y luego las usa para deletrear palabras. En el caso de Leti, L es T; E es P; T es I, e I es L. Así pues, para transmitir ese nombre la asistente hace cuatro preguntas con la letra inicial conveniente.
‘‘Tengo un nombre en la mente’’, dice ella. ‘‘¿Puede decirme cuál es?’’ ‘‘Inténtelo, por favor.’’ ‘‘¿Lo sabe ya?’’ El adivinador efectúa la conversión y dice que el nombre es L-e-t-i. Otra clave del código consiste en una tabla de equivalencias para todas las cosas, desde lo que la gente lleva en los bolsillos y los bolsos hasta sus platillos favoritos; el número de combinaciones sólo está limitado por la capacidad de memoria del adivinador y su asistente. Cada tabla contiene unas 12 opciones, y el mago sabe de qué combinación se trata por la pregunta inicial de su ayudante.
Bienes personales
Cuando la asistente pregunta ‘‘¿Qué clase de objeto es éste?’’, el adivinador sabe que esa interrogante específica alude a la tabla que corresponde a bienes personales caros.
La pregunta siguiente -‘‘Dígame ¿qué tengo en la mano?’’- comienza con la cuarta letra del alfabeto... y el cuarto artículo de la tabla es un reloj de pulsera. Para indicar que es un Rolex la asistente emplea una o más de las tablas, e incluso puede transmitir la inscripción del reverso utilizando una tabla para la dedicatoria y otra para el nombre. Si el apellido del esposo es poco conocido o no está incluido en la tabla correspondiente, la asistente sencillamente lo ignora.
La técnica de adivinar el pensamiento mediante claves fue concebida a mediados del siglo XIX por el mago francés Robert-Houdin, cuyas habilidades inspiraron al ilusionista estadounidense Harry Houdini.